Diario de Melancolía

 Quien no valora a una buena persona, se estrella con la peor.  Lecciones de vida.

 Te extraño. Igual o quizá aún más que el primer dia que te marchaste. Te extraño, que si tuviera que juntar todas las veces que he  pensado en ti, tendría un cielo estrellado sólo para nosotros dos. Te extraño y me enojo de imaginar que tu no lo hagas igual. Te extraño y me encelo de tu trabajo, tus amigos, tu gente. Y me encelo y me enojo... y te vuelvo a extrañar. Porque algo dentro de mi  me susurra al oído que tu me extrañas también. Sé que me piensas igual. Sé que te encelas igual. Y entonces,  te extraño, me dueles y te quiero más.

 Papá falleció después de 9 meses de albergar en su cuerpo un cáncer incurable. Yo, tranquila al respecto, siempre tuve la certeza de que al morir, el podría finalmente descansar en paz, olvidarse del dolor físico y mental que tanto le atormentaban. Sin embargo, ese ser humano cuya luz se extinguía poco a poco no dejaba de ser mi papá, mi héroe, el máximo hombre de mi vida y la tristeza y el dolor no podían dejar de calar mi alma. La noche anterior a su muerte la pasé viajando en un autobús camino a casa, sola, sin más compañía que el inmenso dolor que habitaba en mi corazón esa noche. Sola únicamente acompañada de las lágrimas que no me abandonaban esa noche. Nunca había llorado tanto en mi vida. Nunca me había dolido el corazón, nunca, nunca así, que te cala el dolor y la tristeza, la agonía te lastima más allá de tus propios huesos.  Las lágrimas no cesaban de derramarse de mis ojos, esos ojos que miraban hacia la nada, esos ojos que miraban todo a través de la ventana, eso...

Cerré los ojos imaginando que esos labios que tocaban mi cuerpo eran otros labios, imaginé que sus manos eran las tuyas recorriendo mi piel y cuando le miré a los ojos en un momento de arrebato no pude ver tus ojos claros, tristes, serenos, profundos buscando mi risa descontrolada.   No estabas físicamente pero tu esencia estaba ahí, amandome. Amándonos.   Me pregunto si te pasará lo mismo.... si tu también has dejado de hacer el amor.

 No te dolió el engaño. A ti no te dolió la mentira tampoco. Ni siquiera la traición fue suficiente para dañarte. A ti lo que te ha dolido tantas veces ha sido el ego. Un ego lastimado por años. Te duele que despues de todo lo que les has dado, nunca, nunca, hayas sido su elección final.

 El cielo si existe... el cielo es cada vez que veo tu sonrisa.  Mi cielo favorito.  Mi cielo para habitar.