~ Deséalo con Tanta Fuerza Que No Haya Mas Remedio Que Dártelo

 Un dia cerré los ojos fuertemente, respiré profundo y pensé en ti. Pensé en ti sin saber siquiera cuál era tu nombre o la forma de tu rostro ni siquiera puse atención en el color de tus ojos pero pensé en ti. Y deseé conocerte. 

Pedí un deseo y mi deseo fuiste tú.

Y pedí amar y ser amada por un alma afín a la mia. Por un alma que me comprendiera y caminara a mi lado pero que me dejará también correr a mi ritmo, un alma que me sostuviera con un hilo invisible por si me daban ganas de volar alto. Un alma que me hiciera sentir paz al despertar y al momento de cerrar los ojos en la noche. 

Mi deseo fue hecho con tantas ganas, con tanta fuerza, con tanta ilusión de por fin conocerte, con tanta seguridad de que finalmente mi ser y mi corazón estaban listos para recibirte, con tanta madurez de abrir los brazos y mi vida para que llegaras, que el Universo me lo concedió. Pero te cuento algo, el Universo sonrío cuando me escuchó, así como cuando el padre sonríe al ver a su hijo hacer su carta a Santa Claus, el Universo me dijo, anda ya, te lo has ganado, te voy a sorprender esta vez.

El Universo superó con creces lo que yo deseaba.

Entonces, llegaste tu.

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