~ Tomado del Blog Alamo Celta

Una vez lloré tanto
y tan sinceramente
que tenía miedo de haberme roto.

Y cuando dejé de llorar seguí estando triste,
tan triste
que hubiera escrito mil poemas tortuosos y nauseabundos como profesión.

Pero un día todo se había ido, el dolor, las cicatrices, las lágrimas, todo. Simplemente cuando me fijé ya no había nada que esconder o evitar para seguir pareciendo una persona sin defectos de fábrica.

Y si algo he aprendido de eso, es que todo en la vida se supera, todo se deja atrás.


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(Nota de Taniuska)


Pero también aprendí que irreparablemente habrá momentos en que ese dolor vuelva a mi memoria. En que el pasado y las lágrimas una vez dejadas atrás, vendrán entre mis recuerdos a torturarme por unos segundos más. Que me dejaran un mal sabor de boca, como el que tengo hoy. Y estas malditas ganas de llorar a rienda suelta, (solo por tener tu imagen grabada en mi cabeza).
....
Pero como bien dirias Alamo Celta, sé que al final, esto también va a pasar. Y a dejar atrás.

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