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Hay momentos en que se me olvida que ya no estás aquí. Y de repente, cruelmente, algo se encarga de recordarmelo. Como quisiera tener el poder de volver el tiempo atrás, te diria tantas veces que te quiero, que te admiro, que fuiste el mejor hombre que la vida nos pudo regalar.

Te abrazaria tanto y tan fuertemente.

Y de nuevo este dolor que invade el alma, está presión en el pecho que no se sabe explicar, esta sensación en la garganta que quiere gritarme que ya no estás. Que te dejé ir. Que no luche por ti.

Una batalla perdida que me he empeñado en asumir como mi propia batalla. Una lucha por la vida para seguir caminando aun sin ti, para seguir adelante, para lograr todo lo que te hubiera gustado verme lograr, para encontrar el camino que buscaste para mi.

El tiempo transcurre tan lento en algunas ocasiones...

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