De un correo recibido...
“...mientras no le ofrecí a nadie mi corazón, nunca tuve ninguna mañana de
angustia ni ninguna noche de insomnio. Pero desde que me enamoré, mi vida viene
siendo una cadena de angustias, pérdidas y desencuentros. Pienso que, usando el
amor, Dios consiguió esconder el infierno en medio del paraíso...”
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