Era un espacio tan obscuro que a pesar de saberme en un lugar libre, abierto, rodeada de naturaleza, mis pies no podian moverse del temor de no encontrar nada... o encontrarlo todo.
Sabia que podia correr, gritar, brincar, llorar, reir, expresar todos y cada uno de mis sentimientos y nada pasaria. Nadie pasaria. Nada atravezaria.
Y aun asi, me daba miedo moverme.
Me daba temor, siquiera abrir los ojos.

Fue cuando respire. Como esa bocanada de aire cuando estas por debajo del nivel del mar y sales para aspirar todo el aire posible.
Asi lo hice.
Y cambio mi perspectiva.

Poco a poco pude notar como la obscuridad se desvanecia en todos esos matices ocres, verdes, azules al levantar la mirada. La piel de mi cuerpo experimentaba esa calidez de los rayos solares aun sin quemar, pero tampoco permitiendo que el frio siga atacando.

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