Diario de Melancolía

“ Para mantener la elegancia, camina con la certeza de que nunca estás sola ” — Audrey Hepburn

Hoy en tu cumpleaños se me ocurren tantas cosas que decirte y sin embargo, no me atrevo a decir nada. Sensación extraña entre el querer y el saber. Tantos deseos de correr y abrazarte tan fuerte, como ese abrazo de la primera vez, cuando nos fundimos el uno en los brazos del otro queriendo no separarnos jamás. Tantos deseos, al mismo tiempo, de correr en dirección contraria a ti para alejarme de una vez por todas y no volver jamás. Y sin embargo, deseandote siempre lo mejor. Aun sin mi. Aun sin nosotros. Siempre feliz por ti. ¿qué cosas se dicen dos personas que se amaron y que ya no se aman pero que se seguirán queriendo siempre? Te das cuenta ahora como podria escribirte mil cosas, mil sentimientos y pensamientos que atraviezan ahora por mi mente y mi corazón, y que por alguna extraña razón no los escribiré jamás... Debería hacerlo, nunca pasarás por este sitio a leerlo.

Hoy desperté pensando mucho en ti, como hace mucho no lo hacia. Miento, siempre pienso en ti, pero hoy más intensamente. Quizá es la suma de las horas, de los dias y semanas que no hablo contigo. Quizá es la falta de noticias tuyas o esta extraña incertidumbre en mi interior de saberte muy lejos. Lejos y a pesar de ello, tan cerca. El caso es que como siempre, estoy pensando en ti. En todo lo que me gustaría decirte alguna vez, si es que alguna vez tenemos la fortuna (tengo?), de vernos frente a frente. Y es cuando me pregunto si el destino puede ser tan cruel como para no ponerme en tu camino después de tanto tiempo recorrido en esta historia. No lo sé. No tengo prisa por encontrarte. Sólo quisiera saber de ti.

Esos momentos en los que sabes que estás en Paz. Esos momentos cuando sabes que has llegado al lugar al que siempre debiste llegar. Esos momentos donde no importa lo que pase, has cumplido, contigo. Esos momentos donde por más que extrañes a quien un dia estuvo, sabes que vendrá, que estará... algún dia. Esos momentos donde no sabes si sonreir o llorar. Todo es igual. Esos momentos donde solo hay serenidad.